9/5/2022 SUSANA Y SU HISTORIA CON EL HOGAR DE TRÁNSITO “SILVIA INÉS SALAS” DEL CUCAIBA

Susana Márquez vive en Vedia, junto a Felipe, su compañero de toda la vida. Tiene siete hijos y muchas nietas y nietos que le alegran la vida.

Susi, como la llaman sus afectos, tiene como herencia una afección en los riñones, la poliquistosis renal, que hizo que estuviera en diálisis por un tiempo prolongado. Esta enfermedad, afecta en el tiempo a los riñones que dejan de funcionar correctamente, por esto, los largos viajes hasta Junín, donde se realizaba el tratamiento de diálisis, se hicieron una rutina.

“Nunca perdí la esperanza del trasplante”, comenta emocionada, mientras termina de pintar un dibujo de su autoría, que junto con una carta, va a dejar en la pizarra del Hogar.

“Ese día, cuando llegué de diálisis y mi hija me recibió con un mami, te están llamando de La Plata, no lo quería creer”. Cuenta que no pasó más de una hora y que ya estaban dispuestos para viajar, “ con mi marido, nos vinimos con lo puesto, agarramos los documentos todo y nos vinimos enseguida para acá” dejando en claro, la necesidad de que sucediera lo más rápido posible para estar bien.

Desde su llegada a La Plata, Susana tuvo que realizarse una serie de estudios de rutina antes de la operación para que todo salga “maravilloso”, palabra que repite cuando nos cuenta lo que para ella significó el trasplante.

“Yo ahora estoy bien, nunca tuve complicaciones” nos cuenta, mirando con complicidad a su compañero Felipe que estuvo con ella durante todo el proceso.

Luego del trasplante, se hospedaron en el Hogar de Tránsito “Silvia Inés Salas” del CUCAIBA, para transitar su recuperación y poder estar cerca del hospital para realizarse los controles hasta el día del alta definitiva.

“En el hogar me atendieron re bien, la comida, la cena, tengo todo, y agrega; “los compañeros también son gente macanuda, todo bien, y las chicas son bárbaras” y nos cuenta que es como estar en su casa, “es como mi hogar, esto es maravilloso”, frase que repite cada vez que se refiere al después del trasplante.

Susana agradece mientras charlamos, cada vez que puede, la capacidad de amor del donante y su familia por pensar en las personas que como ella, esperan un trasplante, en medio de tanta tristeza, prometiendo que les va a hablar a sus familiares y amistades, para que sean donantes.

Terminando la charla y su dibujo, reflexiona mirando por una de las luminosas ventanas del hogar: -“Ojalá que la gente sepa que donando, están salvando vidas; estoy muy agradecida”…